jueves, 19 de marzo de 2015

La garra del tiempo


Conozco el sabor exacto de la tarde,
el olor fijo de los recuerdos.
Escucho los silbidos
de las estaciones que pasan,
el invierno que aúlla en el tren que se esfuma
hacia alguna parte que no existe
que parece fría, blanca.
hermosa.
El otoño que adormece,
la solapada luz que vence mis ojos.
La primavera me susurra
algo en el aire que augura historias,
imagina amores, ciclos repetidos,
sustos del corazón que más tarde marchitan
con el calor de un verano ineludible.

Conozco el tono exacto de los minutos,
las fracciones de los días.
Sé de sonidos que pertenecen al tiempo,
voces que son como de siempre,
de las tardes, las noches,
que parecen conocidas,
voces de atardeceres estáticos
que se repiten hasta el infinito
y llegan dispuestas a mi oído.

Hay un extraño rigor en todos mis sentidos
que conocen el ritmo exacto,
la cadencia de todo lo que pasa,
el olor de lo que acaba.

Conozco este minuto que termina
siento el peso exacto y la textura
de la garra del tiempo.